Del amor by Stendhal

Del amor by Stendhal

autor:Stendhal [Stendhal]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Otros
editor: ePubLibre
publicado: 1822-01-01T00:00:00+00:00


Capítulo 52

Voy a traducir una anécdota de los manuscritos provenzales; el hecho que van a leer ocurrió en realidad hacia el año 1180, y la historia del mismo fue escrita hacia 1250[171]. La anécdota es seguramente muy conocida; todo el matiz de las costumbres se encuentra en el estilo: permítaseme traducir literalmente y sin procurar en modo alguno la elegancia del lenguaje actual.

«Monseñor Raimundo de Rousillon fue, como sabéis, un valiente barón, y tuvo por esposa a la madona Margarita, la mujer más hermosa de su tiempo, y la mejor dotada de toda bella cualidad, de todo valor y de toda cortesía. Aconteció que Guillermo de Cabstaing, hijo de un caballero pobre del castillo de Cabstaing, fue a la corte de monseñor Raimundo de Rousillon, presentóse a él y le preguntó si le placía que fuera doncel de su corte. Monseñor Raimundo, que le vio apuesto y agradable, diole la bienvenida y aceptóle en su corte. Quedóse, pues, Guillermo y tan gentilmente supo conducirse, que le querían grandes y pequeños; tanto se distinguió, que monseñor Raimundo quiso que fuera doncel de madona Margarita, su mujer, y así se hizo. Guillermo se esforzó entonces en valer más aún en dichos y en hechos. Mas, como suele ocurrir en amor, aconteció que éste decidió apoderarse de madona Margarita e inflamar su pensamiento. Tanto le agradaba el hacer de Guillermo, y su decir, y su semblante, que un día no pudo menor de decirle: “Dime, Guillermo, si una mujer te diera muestras de amor, ¿atreveríaste a amarla?”. Guillermo, que había notado lo que ocurría, respondióle con toda franqueza: “Sí que lo haría señora, con tal de que las muestras fuesen verdaderas. —¡Por San Juan! —exclamó la dama—, has contestado como un hombre valiente; pero ahora he de ver yo si harás saber y conocer, en lo que a muestras toca, cuáles son verdaderas y cuáles no”.

»Al oír Guillermo estas palabras, respondió: “Señora, sea como os plazca”.

»Comenzó a estar pensativo, y Amor le buscó querella; y los pensamientos que Amor envía a los suyos penetráronle hasta lo más hondo del corazón, y de allí en adelante entró en la orden de los servidores del amor y empezó a componer pequeñas coplas agradables y alegres, y canciones bailables y canciones de letra placentera, muy gustadas por las damas y especialmente por aquélla que las inspiraba. En fin, Amor, que recompensa a sus servidores cuando le place, quiso premiar a Guillermo: y hele aquí que comienza a infundir a la dama tan fuertes pensamientos y reflexiones amorosas, que no la deja reposar ni de día ni de noche, pensando en el valor y en la proeza de Guillermo.

»Llegó un día en que la dama tomó aparte a Guillermo y díjole: “Dime, Guillermo, ¿te has dado cuenta ya de si mis muestras son verdaderas o mentirosas?”. Y respondió Guillermo: “Madona, ayúdeme Dios como es cierto que, desde el momento en que fui su sirviente, no entró en mi corazón otro pensamiento que no os proclamara la mejor que naciera y la más verdadera en palabras y en muestras.



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